sábado, 3 de octubre de 2015

León Trahtemberg recomienda implementar la meditación en la educación

El especialista en temas de educación León Trahtemberg explica en este artículo como mejorar la concentración de los niños por medio de las técnicas de meditación:
Muchos educadores han empezado a introducir la meditación budista o el yoga hindú en los cinco minutos iniciales de sus clases, como una estrategia para lograr la atención plena de los niños y lograr su regulación emocional. Mediante ejercicios de meditación procuran reducir los estímulos externos al punto de “simplemente estar” en una situación donde se encuentran solos con su propia mente, pudiendo escuchar, sentir, observar, tocar aquello en lo que se está pensando, logrando que el organismo reaccione como si lo que está pensando fuera real.
Una de las estrategias usuales es la de centrarse en la respiración, trasladar la atención de la cabeza al vientre (en el que no hay pensamientos) y dejarse llevar suavemente por el vaivén del movimiento de la respiración y la conexión con los sentidos (ver, escuchar, tocar, atender a las sensaciones, al cuerpo, a la postura, a la mente). Otros ejercicios tienden a imaginar por ejemplo un “botón de pausa" (que pueden "accionar" cuando lo deseen) o "Un lugar seguro" (al que pueden transportarse cuando quieran o necesiten, y con ello revivir las maravillosas sensaciones que allí los envuelven.
Lauren Cassani Davis, en su columna When Mindfulness Meets the Classroom (The Atlantic 03 09 2015) explica cómo la pedagogía occidental convencional se orienta a desarrollar la inteligencia cognitiva expresada en puntajes del CI y habilidades académicas, dejando de prestar atención al estrés que desde edades tempranas produce una cascada de efectos psicológicos y neurológicos negativos. Es un sistema que deja de cultivar la inteligencia no cognitiva que está en la base del buen carácter, la resiliencia y la realización personal a lo largo de la vida.
Ejercitarse en el Mindfulness (atención plena) es un intento por cruzar ese tabique divisorio. Sin embargo, también puede tener efectos positivos en los profesores, para prevenir su agotamiento y hartazgo (“burn out”) que conduce al estrés, anomia y abandono de la profesión. La alerta emocional, las técnicas de regulación de emociones, el manejo del estrés, la administración de su tiempo, incorporados a su formación o actualización docente, podrían tener un efecto ulterior en su relación con los alumnos. Su ejercitación suele lograr la reducción del estrés, mejores conexiones con los alumnos y mayor satisfacción con el trabajo. Fuente: Diario Los Andes